G. Landow considera que la hipertextualidad poseerá unas características u otras que dependerán del campo en el que se apliquen los hipertextos. Su análisis se centra en cuatro ámbitos:

1/ El desarrollo conceptual del término hipertexto.

2/ Su aplicación en la literatura.

3/ Su aplicación en la educación.

4/ Su aplicación en la política.

El más relevente será el relacionado con el mundo literario. Landow ve en la teoría literaria -y también en ciertas prácticas literarias- el deseo de romper con las limitaciones que la forma impresa imponía a la obra. Por ello, la búsqueda de la ruptura de la linealidad, la fragmentación, la dispersión, anticipan como deseo las posibilidades de un nuevo medio, y se ven acogidas en la forma hipertextual. Para conseguir este deseo, el desarrollo tecnológico será primordial.

En cuanto a la educación, Landow define al hipertexto como «una herramienta que cambiará radicalmente la forma de trabajo en las aulas». La posibilidad de unir y asociar elementos es el inicio de la destrucción de las barreras que obligan a percibir separaciones artificiales entre materias educativas. Los estudiantes aprenden a vincular elementos y comprenden mejor sus aplicaciones.

Por último, cuando Landow habla de análisis político se refiere a las posibilidades de relación que ofrece el hipertexto. El texto instaura una relaciones de poder entre las diferentes partes que intervienen (editor, autor, lector). Con la llegada del hipertexto se obliga a una redefinición de las relaciones que se establecen, otorgando un mayor poder de decisión al lector, que es capaz de elegir entre diversos caminos de lectura.

Quien desee más información sobre este análisis de G. Landow puede consultar su obra Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología.